Lo 'inzoomable'

Los viajes de negocios, necesarios y frecuentemente excesivos, ya no son lo que eran antes. El viajero constante de negocios no lo disfruta como el turista, porque es como trabajar 24 horas: no duermes, ni comes, ni vives en tu casa. Es un adaptarse constante que desgasta y, ahora en estos tiempos, también te expones al Covid.

"Arréglalo por zoom" me dijeron cuando anuncié el viaje en el que me encuentro. "Ya todo se mueve por ahí, las cosas ya cambiaron. No te expongas, espérate a que se baje esto".

Lo medité, después de todo, estamos en medio de una pandemia. Pero si se trata de un arranque de proyecto, donde se tiene que escuchar a la gente, aprender del negocio, bailar en el flujo de información y aclarar; de sopesar, tantear, negociar, alinear, ¿cómo manejarlo por zoom?

¿Dónde dejamos a los millones de años de evolución, cuando los líderes de tribus nómadas pactaban, o no, sólo con una mirada a los ojos, con una sensación, con un intuitivo, arbitrario y fascinante "me late o no me late, le creo o no le creo?". Y hasta el "esto me huele mal".

Los negocios se tratan de personas y equipos: grupos de personas compitiendo contra otro grupo de personas. La calidad de los individuos, pero sobre todo la eficacia en cómo se aglutinan el conjunto de valores, creencias y costumbres, definen al equipo ganador.

Naturalmente que sí hay procesos de monitoreo, control y gestión de proyectos que encajan bien al Zoom, y seguramente llegarán para quedarse y se consolidarán modelos híbridos de trabajo. Pero nada puede suplir las variables cualitativas que determinan el despliegue integral de una organización.

Es que hemos estado canteados hacia las métricas duras.

A partir de la revolución industrial y el método científico, llevaron al mundo al hemisferio izquierdo: a uno de números, lógica y experimentos. Así como el Medioevo asesinó a la Ciencia, pareciera que, compensatoriamente, ahora la Ciencia aplasta a la Fe.

Y así la tiranía de las métricas duras. A la hora de analizar un negocio, se ven estados financieros cuya base, el cargo y el abono, nacen desde la Edad Media. Las juntas de Consejo se enfocan al Edo. de Resultados y al Balance General y se acabó.

Estas métricas típicamente retrospectivas miden, digamos, la cabeza del negocio, números, pero dejan fuera temas que son los que justamente determinan estos resultados.

En contraste, las métricas suaves se centran, metafóricamente, en las tripas, que se escucha mejor en inglés: in your gut y en el corazón, ya que las cosas finalmente se hacen o no se hacen "de corazón".

Aquí alguna: espíritu de innovación, grado de alineación, flexibilidad, confianza en el éxito grupal, entusiasmo, solidaridad hacia el grupo, grado de lucidez en la toma de decisiones, capacidad de síntesis, capacidad de aprendizaje compartido y así, la lista es interminable.

Dependiendo del estudio que se lea, el lenguaje no verbal comunica entre el 55% y el 90% de las emociones y el pensamiento. Si fuese un olímpico 50%, ¿cómo dejarlo fuera en un arranque de proyecto?, ¿cómo dejar de trabajar y no ir al encuentro presencial de un arranque de proyecto?

Entonces tomé dos vuelos, y aquí me encuentro en la habitación de un hotel, con Covid, fuera de mi casa, lejos de mis seres queridos y de mis doctores de confianza. Estoy bastante bien y terminando la cuarentena, gracias a Dios y a grandes seres humanos que me apoyaron.

En mi peor día pensé lo peor: morir por asfixia, solo, en la madrugada, en un cuarto de hotel. La mente puede ser muy canija.

Espero pronto estar en la oficina de mi cliente presencialmente, con anticuerpos y plasma para donar. Y arrancar, finalmente el proyecto.

Los viajes de negocios ya no son como antes.

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