La batalla más grande de la vida es la lucha contra uno mismo
Nuestros hábitos nos manejan a nosotros en lugar de nosotros a ellos. ¿Cuándo vamos a aceptar que la mayoría de lo que hacemos es inconsciente, automático, y que rara vez lo cuestionamos?
La batalla más grande de toda la vida es la lucha contra uno mismo. Esa lucha por dejar de hacer algo vs. el hacer algo nuevo; una guerra entre lo que es y lo que se quiere ser; o quizás debería decir: entre lo que ya no se quiere ser contra lo que podría ser.
La inercia es como un monstruo que lentamente sabotea al cambio. Cada cambio que hacemos nos causa un desgaste de energía adicional, al tiempo que la rutina es un factor de eficiencia.
¿Cómo lidiar con el hábito, cómo combatirlo o, mejor aún, usarlo a nuestro favor? El esquema conductista, propuesto por B.F. Skinner, a base de reforzamientos positivos y negativos suele ser el más socorrido; es decir, castigas al "no-cambio" y premias al "sí-cambio". Pero estudios recientes en la plasticidad del cerebro sugieren una vertiente alternativa: no sólo utilizar la teoría del reforzamiento, sino apuntalarse en uno de enfoque sistémico.
Este enfoque consiste en reiteradamente estar abordando, preguntando y conversando sobre el cambio deseado. Cambiar la narrativa predominante es quizá el primer paso para el cambio de conducta.
Al final del día, la actitud no cambia la conducta, sino la conducta es la que cambia a la actitud.