Te conoces por las cicatrices que traes, por cómo has procesado los golpes.

Un fracaso suena duro. Cometer errores puede dar vergüenza. El miedo a fallar es horrible. Hay personas que equiparan su valía personal con el éxito o fracaso que tengan en un proyecto. Si una persona no la hace, uuyyy, pobre, se lo cargó la tristeza. Pero si en cambio se tiene una buena actitud hacia el fracaso, esto puede ser justamente el principio del éxito.

Las cosas no siempre salen bien a la primera. Es más, por estadística, lo más probable es que salgan mal. Pero dependiendo de la actitud que se tenga, se puede ver como un fracaso rotundo o como una gran lección, quizá la lección. Un fracaso se puede ver como una fase que nos hizo madurar y una consolidación de carácter. Suena a filosofía, pero esta perspectiva mental, puede convertirse en la diferencia entre triunfadores y perdedores.

El fracaso se debería aceptar como parte de lo que forma al ser humano. Créanlo, hasta los más grandes y famosos han fracasado varias veces. El éxito llega tras varios fracasos.

El juego de la vida no es sencillo. Se acumulan cicatrices y golpes en el camino. Solamente el que no lucha no se rasguña. Aunque no siempre les vaya bien, el asunto es atreverse.

Cierro con frase de la fallecida Anne Dufourmantelle: "La vida entera es riesgo. Vivir sin asumir riesgos no es realmente vivir; esto es estar medio vivo, bajo anestesia espiritual".

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El "otro yo" es un ser impredecible que vive dentro de nosotros, que aflora de la manera más extraña y en el momento menos esperado.

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Los hábitos nos definen y los miedos nos tienen con la rienda tomada.