Imperio algorítmico

Los algoritmos nos tienen tomados, asidos, pescados. Y más ahora con la pandemia, que hemos estado online, invirtiendo nuestro tiempo, atención y dinero. Los algoritmos están, día con día, estudiándonos, conociéndonos, registrando. Ya ni nos piden contestar encuestas porque lo saben todo, y cada día sabrán más de nosotros, que nosotros mismos.

En la actualidad, la forma más contundente de segmentación de mercados viene de dos fuentes: las transacciones y la navegación en internet; ambas llevan, al minuto, un minucioso registro de nuestra conducta: somos lo que hacemos.

Respecto a las transacciones, está por ejemplo Corner Shop, que registra meticulosamente las compras que hacemos de despensa.

Entonces sabe que, por ejemplo, la señora Treviño compra pasta Colgate para dientes postizos, croquetas Campeón para el perro, toallas femeninas, pan Bimbo integral, cervezas Tecate Light, cigarros Marlboro, revista Vanidades, preservativos, proteína vegana en polvo, pañales Pampers, nada de carnes o mariscos, etc.

Con cada transacción se pule el algoritmo y con un alto grado de precisión sabrá que la señora Treviño tiene en su casa un marido que no tiene dientes (ella compra pasta especial para damas); un bebé entre 8 y 14 meses; la frecuencia de sus relaciones sexuales; cuándo la mujer está en sus días; que hay veganos, no vegetarianos; que tienen un perro que acaba de dejar de ser cachorro (ahora compra croquetas de perro adulto), y así sucesivamente.

Estará próximo el día donde la despensa llegue automáticamente, ya cobrada, y en el horario preferido. Adicionalmente, como Corner Shop tiene la información de la "última milla", la del consumidor final, podrá surtir el pedido de cualquier supermercado.

Quizás pronto, Corner Shop irá con los proveedores de los supermercados a comprarles directamente y gozará de márgenes más altos. Adiós supermercados. Y que no empiece Corner Shop con sus marcas privadas, porque adiós también Procter and Gamble, Mondelez, Kraft y demás.

Lo mismo con Rappi, donde puedes pedir comida para 4 personas de 4 restaurantes diferentes. Rappi funciona como un "quinto restaurante" que los empaqueta a todos, conviertiéndose en un oferente más vasto y prácticamente sin competencia. Eventualmente podría desplazar a los restaurantes con sus propias marcas.

La segunda forma de segmentación después de la conducta transaccional, es la navegación online. El algoritmo registra día tras día, cada click, búsqueda, like, el tiempo invertido, la compra, etc. Por ejemplo, si eres de los que ve las noticias gratis, seguramente tú eres el producto.

En Facebook, Instagram y Google, que "nos dan todo gratis", en realidad somos el producto doblemente: primero porque nos entregamos con la información completa y los patrones de navegación, y segundo, porque somos los que aportamos el contenido que otros disfrutan.

La navegación online es todavía más reveladora porque, en la intimidad frente a nuestra computadora; registramos búsquedas de: cursos o material bibliográfico, contactos, aficiones (algunas secretas), miedos, deseos, pasiones, anhelos, planes y demás. Cada búsqueda nos revela.

Ya no tendremos que salir a buscar porque los algoritmos llegarán a nosotros oportunamente, con ofrecimientos de contenido, productos, posiciones políticas, ángulos espirituales, música, podcasts, viajes, parejas, alimentos, mascotas, y síganle; todos de alta relevancia y escalofriante precisión, casi imposibles de rechazar.

El futuro es de los algoritmos. Pero, ¿quién es el dueño de los algoritmos? ¿Quiénes podrán accesar a ellos? ¿Se usarán con fines comerciales, políticos, nobles, perversos? ¿Necesitan regulararse?

El algoritmo tiene la intención de sacarte tu dinero, tu información, tu tiempo, tu intimidad y les darás, aparte, las gracias.

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