Urge: Nueva Estrategia
Si algo hemos aprendido en 4 meses de pandemia es que no hemos sido eficaces en controlarla, pero sí hemos sido eficaces en destruir la economía y afectar psicológicamente a millones. Entiendo lo del encierro y lo del paro, pero ¿cuál es la estrategia?
Concediendo que el problema es complejo y que hay personas con buenas intenciones, la estrategia aparente, esa de "aplanar la curva", ha fracasado. Y abundan casos no contabilizados de contagiados asintomáticos, sintomáticos y muertes anónimas, particularmente de gente sin recursos, que se torean solos en sus casas.
Quizás los países con más contagios sean los que mejor los cuentan, y viceversa. Los números en México son erráticos; el rigor científico y el instrumento de medición están rebasados.
Por un lado, no se ha aplanado la curva, mientras que por el otro:
1.- Agudizamiento de las enfermedades mentales y el miedo; psicólogos y psiquiatras ven sus consultas detonarse con los que tienen recursos. La amenaza de suicidios es cada vez más palpable.
2.- Incremento en violencia familiar, rompimiento de la estabilidad en el hogar, abuso infantil.
3.- Afectaciones en la supervivencia. El desempleo se dispara, millones han sido despedidos o han visto su sueldo disminuido. La economía informal, casi el 60 por ciento de la Población Económicamente Activa, que vivía al día, hace milagros para cuidar a su familia. Los más pudientes ven sus cuentas bancarias disminuidas. Las quiebras y las deudas no pagadas, empiezan a manifestarse.
4.- Adicciones: se ha disparado el consumo de alcohol, drogadicción, pornografía, las apuestas y el tiempo excesivo online.
5.- Los robos y delitos se han multiplicado.
6.- Al cerrar los centros de estudio, otrora refugio de cientos de miles que preferían estar en el campus que estar en la situación desfavorecida y tóxica de sus hogares, ahora están atrapados.
Urge una nueva estrategia.
¿Y cuál? Hay docenas de iteraciones mundiales, abiertas a ser estudiadas. Menciono la de Ecuador, uno de los países más afectados al inicio, y que le dio la vuelta al problema con ciencia:
Héctor Hugo, urbanista de 32 años, modeló un mapa de las zonas/causas donde se daban los mayores contagios. Apoyado con un científico de datos, Carlos Bort, y con el Dr. Alemán, cabeza de 60 doctores y otros profesionales frustrados con la ineficacia de las políticas, convencen al alcalde de Guayaquil, de apellido Viteri, para accionar un plan.
Con información, modelos e inteligencia, proactivamente se lanzaron a las zonas más infectadas, entregando mascarillas, haciendo pruebas, educando y acabar, ahí, con el foco infeccioso, en lugar de esperar a que lleguen los infectados al hospital. Se adelantaron en lugar de pasivamente cacharlo (Wall Street Journal, Julio 1).
Por otro lado, Tokio, Hong Kong, Seúl y Taipéi, transportan a más de 10 millones de personas diariamente y sus contagios son mínimos. La razón: supervisión de uso correcto de mascarillas y distanciamiento (Dr. Hernán Villarreal, www.comunas.com.mx). Otro ejemplo es Vietnam, casi 100 millones de habitantes, con sólo 352 casos y cero muertes (Fondo Monetario Internacional, Junio).
No es que los mexicanos seamos inferiores a los españoles, ecuatorianos y asiáticos; lo que es inferior es el uso de la ciencia combinado con la voluntad de solucionar el problema, con datos. También hay que poner el ojo en que la pandemia sea utilizada como agenda política o negocio.
No podemos vivir en la irracionalidad: lidiando con síntomas en lugar de causas, con dramas en lugar de datos, con alarmas en lugar de planes, con repeticiones en lugar de aprendizajes o peor: con cinismo en lugar de solidaridad.
El tsunami económico, social, familiar e individual apenas se está configurando. Ojalá esté equivocado, pero la ola va a ser arrolladora si no cambiamos lo que hemos hecho.
Hace falta una nueva estrategia.