¿Y ahora?
Y ahora vamos de regreso. Los Gobiernos del mundo, menos torpes y menos desorientados con el virus y médicamente más a la defensiva, empiezan lentamente a hacer los tradeoff (unas cosas por otras): enfermos y muertos por el virus contra enfermos y muertos por el encierro, con sus afectaciones psicológicas y económicas.
México está unos pasos atrás, atorado en temas políticos; envuelto en divisiones entre los agentes productivos y las instituciones. Eventualmente, y con todo, también hará lo propio y se abrirá gradualmente.
En el meollo del regreso a la vida económica estarán las previsiones, mascarillas, distancia social e higiene compulsiva, además de hacer pruebas y más pruebas, constantemente.
Las crisis tienen una forma curiosa de desnudarnos a todos. En los extremos, aunque nos hayan puesto mascarilla, nos mostramos tal cual somos. Será una época de cierres de ciclo y, por ende, de nuevos comienzos.
1. Se van a desintegrar, deshacer, cerrar, muchos negocios que estaban en una situación delicada desde antes de la pandemia. Cesará su lucha cotidiana del flujo de efectivo, las ventas, el día a día y decidirán cerrar de una vez por todas. Liquidar un negocio es doloroso y traumático, pero también puede ser liberador: nada como volver a empezar.
En el mundo laboral, los que estaban cansados con su trabajo o no se sentían no valorados, regresarán a trabajar con la agenda privada de cambiar de empresa o de trabajo, o quizás querrán explorar un emprendimiento.
En el plano personal y social, terminarán relaciones y conexiones que hayan estado sostenidas con alfileres en el pasado: amigos, parejas, matrimonios, relaciones sociales. Habrán emergido también curiosas e insospechadas vinculaciones durante este encierro surrealista: unas desaparecerán con la pandemia, otras durarán para siempre.
2. Por otro lado, se van a robustecer, afianzar y desarrollar negocios que encontraron la forma de sobrevivir o incluso de crecer en estos tiempos. Los que reaccionaron rápido, trabajaron con la gente, con la cadena de valor, con sus clientes y que cuidaron el efectivo, saldrán con espíritu de triunfo, como cuando se gana una guerra.
Los negocios acelerarán su orientación y transformación digital. Se preguntarán: ¿y si nos hacemos totalmente virtuales? Es que finalmente todos los catálogos de productos, servicios, procesos y personas, estarán en línea y a un click de distancia; tanto en b2b como b2c. El blockchain será de uso común.
Los liderazgos también serán replanteados: unos decepcionaron, otros ascendieron. El contexto y las nuevas formas de interacción, hicieron notar a los más adaptativos y relevantes al tiempo que exhibieron a los acomplejados e incompetentes.
En el plano personal y social, se afianzarán relaciones y conexiones que encontraron nuevas formas de conversar, de conocerse e intimar. También habrá afortunados.
3. Se cristalizará un movimiento humanista, de contrapeso a la digitalización y frente al sentimiento de vulnerabilidad. Se invertirá más en los hogares y se verán como un refugio o santuario del mundo que, como hemos visto, en días puede cambiar. Quedará una sensación misteriosa en el psique colectivo de valorar lo importante. La sacudida no ha sido menor y dejará su marca.
Recordaremos lo que hicimos y con quién estuvimos; a quiénes y a qué extrañábamos realmente y a quiénes y a qué no. Recordaremos nuestros momentos de luz y de sombra, a nuestros ángeles y demonios. Recordaremos, con humildad, cómo le dimos la vuelta, cómo nos preservamos y lo que aprendimos de nosotros mismos. Al final, esto ha sido un tema de uno contra uno mismo.
Al final de la cuarentena habrá vencedores y vencidos. Seamos de los primeros.